Lo primero que viene a la
mente de quien escucha 'Mar del Plata' es generalmente vacaciones y
diversión. Mis objetivos para ese fin de semana, sin embargo, no
fueron esos.. aunque la búsqueda de repuestos bien podría
catalogarse como 'entretenimiento'. Esa fue mi idea, y comencé a
concretarla el lunes, con una guía telefónica de la cual extraje
varias direcciones. Luego las marqué en el mapa de la ciudad e
improvisé una 'hoja de ruta' para aprovechar mejor el tiempo y
mientras mi viejo se iba a pescar, yo arrancaba al primer punto: una
casa de repuestos Fiat frente a la plaza Colón. Allí encontré
algo por demás interesante, una insignia de 800 Coupé.. en su
bolsita original cerrada! Mi pregunta sobre la de Spider no se hizo
esperar.. y no, no la tenían aunque figuraba en una lista de
precios así que había esperanzas de conseguirla. Quedé en llamar
por teléfono en una semana. Había empezado con el pie derecho mi
búsqueda..También me hice de un par de luces de giro laterales de
600 (Guachín tenía un injerto de Dodge 1500) aunque tiempo
después notaría que fue una mala compra (Los giros laterales de
800 no son los mismos que los de 600).
No sólo estaba tratando de
ubicar cosas que me faltaban. También quería saber qué tan
complicado era conseguir partes como parabrisas, y me asusté un
poco en un local donde decían tener uno.. a $300.- . Por suerte no
lo necesitaba en ese momento.. pero tampoco daba para comprar uno de
más 'de reserva'.. y menos a ese precio. Seguí entonces mi camino
hacia otra casa Fiat donde tenían muy pocas cosas.. y casi nada de
accesorios o insignias. Allí conseguí unas banderitas cruzadas, al
precio de $8.00 (Sí, sí, no me equivoqué.. ocho mangos!), que según el vendedor eran para 800. Esta sería
otra compra desacertada.. Porque en verdad esa insignia es de Fiat
1600 Sport. Pero bueno, se veía linda, original.. y a buen precio,
así que no la dejé escapar.
Mientras recorría las calles
de La Feliz en busca de cosas para Guachín, justo en una rotonda me
puse detrás de una cupecita roja. Durante un buen rato la seguí,
sin poder alcanzarla para contactar a su dueño y charlar un rato..
hasta que desistí. Era la hora del almuerzo y entonces volvimos al
departamento, donde papá me esperaba con algunas corvinas en su
haber. Comimos y seguí la hoja de ruta por varios negocios, pero la
suerte que tuvimos a la mañana parecía haber desaparecido.. Sólo
pude conseguir una bocha de palanca de cambios de madera, que no era
una parte original pero al tener el logo de Fiat de la época.. tenía su atractivo.
En ese derrotero por las
cercanías de la avenida Hara, se me iluminaron los ojos al ver otra
cupecita acorazada. No fue su regular estado lo que me deslumbró..
sino el hecho de que atrás tenía la muy apetecible insignia de
800.. SPIDER! Rápidamente razoné: 'puedo comprar la insignia de
800 Coupé original en bolsita, ofrecerla en canje.. Quedo como un
duque y consigo la que necesito'. Simple, no? Lástima que no
esperaba encontrarme con una persona con la que tuve la siguiente
conversación:
-Hola,
qué tal? Tengo una insignia de 800 Coupé y necesito la de 800
Spider que tiene tu cupecita. Me la canjearías?-
-'No,
yo al auto lo voy a armar original..-
-Bueno,
justamente, yo te doy la insignia que va en tu Coupé y vos me das
la que va en mi Spider-
-No,
el auto vino así y así va a quedar, original..-
Repitan las dos últimas
líneas unas quince veces aplicando algunos sinónimos.. Eso fue
todo. Al tipo no le entraba en el mate que su auto tenía la
insignia errada.. y terminó metiéndose en su casa. Les aseguro que
mi cara de ahí en más no fue la misma. Qué bronca me dió tener
algo tan importante al alcance de la mano.. y no poder conseguirlo
por causa de la ignorancia de su dueño..
Sobre el final de la tarde y
el recorrido planeado, volví a ver la cupecita roja del mediodía..
estacionada en un negocio de alarmas y estéreos. Ahí paré para
ver si su dueño tenía ganas de hablar un rato al menos.. y así
fue. Se llamaba Claudio, era el dueño del local y estaba en plena
charla distendida con unos amigos que también conocí. Pasamos un
rato largo y ameno contándonos cosas de nuestros autos. Se
mostraron muy sorprendidos al saber que habíamos venido desde
Buenos Aires, como si hubiera sido una proeza titánica.. y uno de
los muchachos -Raúl, si mal no recuerdo- me invitó a su casa,
cercana al lugar, para mostrarme dos interesantes vehículos: una
Coupé Fiat 1600 Sport muy original y bien conservada.. y un
prototipo de auto de carrera amarillo del cual lamentablemente no
recuerdo detalles (Espero que me comprendan, esto tuvo lugar hace
casi 10 años atrás..). Pero no fueron estos autos o la cupecita de
Claudio (En plena restauración) lo que más me llamó la
atención.. lo mejor fue lo bien que me recibieron y lo amables que
fueron conmigo. En un año y medio de tener a Guachín era la
primera vez que me pasaba, llegar a un lugar donde era un total
desconocido y ser tratado como un amigo. Quizás fue por todo lo que
fuí contando tras aparecer a capota baja, con gorra y guantes para
amainar el frío que dominaba la escena.. Quizás fue por la forma
de ser de ellos, tan distinta a la de los porteños que siempre
andamos apurados y desconfiando.. Quizás fue por la suma de eso, y
otras cosas más. Nos despedimos y volví al departamento ya de
noche, con más datos de lugares donde conseguir cosas.. y la
alegría de haber charlado un buen rato con gente con la que
compartía el amor por los fierros.
Así terminó ese día de
múltiples sensaciones y final feliz, aunque con muy pocas piezas
conseguidas. Al día siguiente teníamos que volver a casa y ese fue
otro viaje.. que pude disfrutar más, al estar el tiempo en mejores
condiciones. El cielo nublado amenazaba con lluvias, pero quedó
sólo en eso.. y sirvió de marco para unas fotos más.
Pese al frío, un leve salida
del sol me animó y bajé la capota.. ahí la onda del viaje cambió
por completo. Ya no era yo el que hacía señas de luces.. Los autos
que venían de frente nos saludaban, primero con las luces y luego
con algún gesto afectuoso de sus conductores. La doble calzada en
el tramo Mar del Plata-Dolores aún estaba en obra.. y los
trabajadores también se distraían un instante para vernos pasar..
y si no se daban cuenta solos, yo tocaba la bocina para 'avisar'..
Todo valía para que el viaje y la vigilia sobre el indicador de
temperatura se hicieran más amenos.. El ocaso nos encontró en
Chascomús, viendo el adiós del astro rey sobre la laguna, en
una escapada a tal fin. Fue un momento mágico al que sólo le
faltaron mates, música.. y una companía femenina (Ya que
pedimos..). Faltaba muy poco para estar de vuelta.. y hasta ahi el
viaje había sido perfecto salvo, claro está, por la incomodidad de
las butacas. Llegamos, dejé a mi amigauto en el
garage.. y volví a casa, molido. Había pasado uno de los fines de
semana más lindos de mi vida.. pero era hora de descansar y el
cuerpo lo hacía notar.