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Historia de Guachín, capítulo 10

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Capítulo 10

Como el ave Fénix..

Las dudas sobre el estado del motor de Guachín quedarían prontamente disipadas.. Yo esperaba algún pequeño gran milagro luego de aquella frustrada y humeante prueba de velocidad, pero la realidad cacheteó mis esperanzas. Probé y probé arrancar el motor infructuosamente.. y no tuve más alternativa que llevar a mi Spider remolcado hacia el taller de don Cristobal al día siguiente, con la ayuda de papá y su Falcon. De ahí en más pasaron casi tres meses, entre el desarme, diagnóstico, reparación, armado.. y mil quinientos pesos que dolieron bastante. Se hizo el motor a nuevo, y hubo que cambiar muchas piezas. No tuve el detalle completo, ni quise tenerlo.. sólo recuerdo haber visto el motor desarmado y un pistón con una muy notoria rajadura. Papá me dió una gran mano en ese tiempo, y no solo en lo referente a dinero. Mientras tuve a mi Spider en el 'sanatorio', conté con su auto para empezar a trabajar con las computadoras de una vez por todas. Y así pasó el tiempo, no se me hizo demasiado larga la espera.. quizás porque estuve bastante ocupado en mi nuevo laburo, tirando líneas a posibles clientes y aprovechando datos existentes. 

Hasta entonces, mientras Guachín convalecía en el taller, conocí por intermedio de las áreas Elite y Tuercas de Fidonet (Se acuerdan? La red de mensajería por computadoras..) a un muchacho llamado Javier Derocco, mecánico, que se declaraba fanático de Fiat y de la velocidad. Siempre por medio de mensajes, supe que estábamos cerca (Vive a unas seis cuadras del taller de don Cristóbal) y le toqué el "cuore" cuando le conté que tenía un Fiat 800 Spider. Él quería comprar uno impecable, pero se le escapó.. y con ese dinero consiguió un 147, al que -tiempo y plata mediante- le montó un motor de Fiat Uno 1.6 (Adivinaron para qué, no? J ). Pasó un tiempo hasta que nos conocimos personalmente.. y de ahí en más vivimos muchas cosas juntos. Pero por ahora, vamos a quedar ahí..

Llegó el día en que el motor de Guachín estuvo terminado, y tuve que pasar a la noche por la casa de don Cristóbal ya que a la hora en que terminé de trabajar, el taller estaba cerrado. Mi amigauto me esperaba en la puerta y una sonrisa como parrilla de Siam Di Tella se instaló en mi cara al ponerlo en marcha. Regulaba como un relojito, parejo y suave.. Qué contento que me puse! Fuí breve (por el horario) con el "dottore", quien me dió una serie de indicaciones y consejos que atesoré de inmediato en mi memoria y fueron una gran ayuda de ahí en más. Me despedí y fuí a guardarlo en el garage.. al final del corto viaje me esperaba otra sorpresa bajo la butaca de mi lado: una botella de vino espumante, lista para brindar por la vuelta a casa. Todo un detalle del "capolavoro".. Mi Spider, así, volvía a la vida. De a poco, despacito.. Nos esperaban mil kilómetros de ablande y las precauciones del caso. No pasarse nunca de la temperatura ideal, hacer los cambios 'bien larguitos' y por supuesto, no superar ciertas velocidades  hasta el ajuste de la tapa de cilindros. El arranque, siguiendo la "fórmula" era instantáneo: cebador al máximo, dos bombeos al acelerador, un golpe de llave.. y a disfrutar del sonido del motor a nuevo! Sin olvidarse de bajar paulatinamente el cebador, por supuesto. Pero como nada es perfecto, alguna maña fuera del ámbito inmaculado del block motor tenía que tener mi amigauto.. y esa fue la bomba de agua, que empezó a tener pérdidas a los pocos días. Quizás por el largo tiempo sin andar, alguna empaquetadura se había resecado.. y hubo que cambiarla aunque no tenía demasiado uso. 

Y mientras el ablande transcurría, varias veces Guachín y yo pasábamos por la esquina de las avenidas Daract y Cobo, en el porteño barrio de Parque Chacabuco. Allí estaba un elegante café llamado "Le Paysage", donde en días y horas muy dispares solía haber uno, dos o tres Spiders muy lindos. Seguramente uno de ellos sería de aquel muchacho que se acercó a empujar al día siguiente de la traumática compra de mi auto y que decía ser socio de un club.. Varias veces pensé parar para hablar con ellos, pero todos los detalles que yo le veía a Guachín me tiraban las ganas para atrás. Aquellos eran autos muy bien conservados y bastante originales, así que pensaba "cuando tenga a Guachín mejor, un día los voy a ir a ver..". Pero del dicho al hecho, hubo un buen trecho.

Las primeras semanas de ablande fueron cumplidas a rajatabla.. pero se hacían largas. Recuerdo muy bien -y gratamente- esos días en los que el frío me daba una mano con la temperatura de Guachín, y salíamos temprano a la mañana a dar vueltas en un circuito urbano con poco tránsito, a fin de mantener una velocidad constante y pasar más rápido el cuentakilómetros. Igual, con circular 'al cuete' por la avenida Amancio Alcorta media hora por día no era suficiente.. La idea de cumplir con aquel viaje fallido a Mar del Plata volvió a mi cabeza, sería una buena forma de cumplir con el ablande. Consulté a don Cristóbal sobre esta posibilidad y la avaló, aconsejando una buena revisión al tren delantero antes, porque no estaba en óptimas condiciones. Me recomendó otro taller de la zona especializado en ese tema y ahí fuí, para encontrarme con otro consejo. Ya que esas partes mecánicas eran  idénticas a las del Fiat 600 y por ende fáciles de conseguir, convenía hacer el tren delantero a nuevo para 'sacarse un problema de encima'. Este concepto lo entendí mucho tiempo después, en ese momento no me parecía que estuviera en tan mal estado.. pero decidí hacerle caso al experto y quedé conforme con el trabajo (No tanto con su costo, unos 260 pesos). Así Guachín quedaba en condiciones de emprender un viaje en ruta. Sólo faltaban algunos elementos de seguridad y confort, que compré ya con fecha concreta de viaje. Balizas, cuarta de remolque, botiquín de primeros auxilios, matafuegos y cubrealfombras mejoraron el 'equipamiento' de mi amigauto a pocos días del 26 de agosto de 1995, fin de semana elegido para la salida a Mardel. La ansiedad y las ganas crecían a medida que se acercaba la fecha..

 

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Ultima Actualización Martes, 07 de Diciembre de 2004