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Historia de Guachín, capítulo 5

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Capítulo 5

Tomando confianza

Pasados las primeros disgustos y placeres, empezó a picarme el gustito de conocer los detalles de mi auto, las cosas para arreglarle o mejorarlo, y sus prestaciones. Justamente, el 'test' de velocidad máxima tuvo lugar pronto, volviendo de otra reunión con mis amigos de Fidonet en cierto shopping ubicado en la avenida Figueroa Alcorta, Buenos Aires. Mi eventual acompañante era Pablo, persona que ya había experimentado la sensación de viajar en el 800 y es un tipo inteligente y de buen hablar. Esa noche íbamos por la autopista 9 de julio hacia el hoy muy conocido puente Pueyrredón con la capota puesta y un agradable calorcito que contrastaba con el frío exterior, gracias a la calefacción que funcionaba muy bien (Aunque después de mucho tiempo descubrí que estaba 'prendida' siempre, porque la llavecita de comando estaba rota). La autopista invitaba a acelerar y el Spider respondía.. ruidoso y lento como en el test de 1967 que publicó la revista Parabrisas, pero respondía. Fue así que en el corto trayecto de la 9 de julio el velocímetro empezó a subir y subir.. 80.. 85.. 90.. y un par de rayitas más (Si el instrumento no mentía, serían unos 94 Km/h). Ahí se plantó, pese a que mi pie derecho hacía fuerza como exprimiendo un limón hasta la última gota.. y se hubiera mantenido si no hubiera sido por un imprevisto. Delante de nosotros, por el carril extremo izquierdo, iba un 147 que al llegar al puente fue detenido en forma inesperada por un policía que lo derivó hacia la banquina. El asunto era que detrás veníamos nosotros como un buscapié.. y tuve que frenar con todas mis fuerzas para evitar lo peor (Sí! Adivinaron.. otra vez se frunció esa parte de mi humanidad). Mi auto se detuvo sin bloquear ni perder la línea recta pero también se 'paró' el motor porque el leve pánico y la rapidez de la acción me hicieron pisar el freno pero no el embrague.. y como si fuera poco, a causa de la prolongada presión sobre el acelerador, la ruidosa maquinita que impulsaba a mi bólido se 'ahogó'. Obviamente aprendí ese y otros términos mucho tiempo después, en ese momento lo único que llenaba mi cabeza eran dudas sobre por qué el Spider no arrancaba pese a mi insistencia sobre la llave y sobre el acelerador..*

En ese mismo momento y lugar fue donde sufrí mi primer accidente con el 800..  Mientras intentaba arrancar, los autos pasaban raudamente a nuestra derecha (Les recuerdo que estábamos parados en pleno carril rápido) y fue ahí que sentimos un ruido, que sonó como un piedrazo contra la puerta del acompañante e hizo que Pablo soltara una expresión muy poco frecuente en su vocabulario.. Instintivamente giré la cabeza para ver por el espejo externo derecho y ahí noté qué había sucedido: Un auto que venía muy rápido pasó demasiado cerca y 'voló' ese accesorio no original.. pero útil. Y como si ese hubiera sido el envión indispensable que esperaba y necesitaba, el Spider arrancó al toque..

Así las cosas, llegó un domingo en el que me decidí a sacar unas cuantas fotos para tener de recuerdo.. y vinieron más que bien para esta historia que les estoy contando.. por dos motivos: para ilustrarla mejor y para acordarme hoy día de los detalles.. O piensan que tengo una memoria de elefante? J

En fin, a las tareas que me esperaban se había sumado imprevistamente el cambio del espejo caído en acción. Así que conseguí el mismo (Era uno de 147) y en un rato largo estuvo listo.. porque tuve que desmontar el tapizado de la puerta. Entonces pensé por dónde seguir. La bocina era otra cosa que no funcionaba desde que lo compré, y hacia allí dirigí mis ganas de meter mano.. infructuosamente, porque el centro del volante tenía el pulsador con un contacto roto. Entonces recorrí con paciencia todos los sectores del auto (Interior delantero y trasero, baúl, vano motor, etc.) buscando más detalles y.. me deprimí! L Qué cantidad de trabajo y plata tenía por delante para dejar a este 800 como a mí me gustaría.. Y encima tenía que seguir pagando por él! Pero por suerte ese estado me duró poco y pensé que sería bueno comprar un cricket para completar el pobre equipo del baúl (Compuesto por una rueda de auxilio más gastada que zapato de cartero, sin la llanta original, y una vetusta llave cruz). Conseguí uno tipo tijera, chino, azul y de muy reducidas dimensiones.. barato, realmente. Quería que fuera chico para no ocupar demasiado lugar en el baúl. Pero la falta de experiencia volvió a jugarme en contra y por culpa de este artilugio sufrí otro accidente.. No recuerdo si realmente había pinchado un neumático o si simplemente quería probar el cricket. La cuestión es que traté de levantar la rueda trasera derecha y noté que por su escaso tamaño era pesado para manejarlo.. Encima su minúscula base oscilaba en forma bastante notoria e intranquilizante.. y al final pasó lo peor: apenas desmontada la rueda el cricket dijo 'no va más!' y se vino abajo, con el Spider a cuestas. Una sensación de impotencia me invadió, sumada a la fatídica pregunta..: Qué cuernos hago ahora con el auto en el piso??? La respuesta llegó enseguida de mano de un mecánico de la línea 9 (Yo vivía y vivo en la otra esquina de la  terminal, en Lanús) que vió mi cara de desconcierto, tras ver al 800 en el piso.. El muchacho salió raudamente al taller y volvió con dos personas más y un cricket hidráulico cuyo tamaño y porte daban el aspecto de poder levantar al Spider como a una pluma. Dicho y hecho. Entre los tres deliberaron dónde ubicarlo para no arruinar la chapa inferior (zócalos y pisos), y con un par de movimientos sobre la larga palanca lo dejaron a la altura ideal para montar nuevamente la rueda. Más tarde, me costó un poco hacer que el vendedor cambiara el nefasto aparejo, sobre todo porque a causa del accidente se había ganado algunos rayones.. pero resultó ser un tipo comprensivo y finalmente canjeé el cricket por un volante de originalidad cero que prometía solucionar los problemas de la bocina.. y que conservo hasta el día de hoy.

Sin embargo, no sería suficiente con cambiar el volante para que la bocina funcionara 'como Dios manda'.. Por qué? Porque un par de tramos del cable que vá por debajo del baúl estaban cortados (Hubo que 'emparcharlos') y la bocina en sí, por su ubicación objetable, se encontraba en estado de coma a causa del óxido y la tierra.. y vuelta a la casa de accesorios, a comprar otra para ir tirando. Parecía entonces que había quedado todo bien.. pero no, el Spider tenía reservada otro par de 'sorpresas' para mí. 

Una tuvo lugar un sábado a la tarde en la vereda de la casa de un relojero llamado Benjamín, que trabaja con el negocio de mi viejo. Hice una pasada rápida para dejarle un par de composturas y me enganchó para hablar de mi reciente compra, aunque no abundó en elogios y me dijo que hubiera sido mejor negocio comprar un Renault 4 o 6.. (Por si no se dieron cuenta, 'Benja' tiene el corazón en forma de rombo). Mientras yo le replicaba que la línea de mi convertible le 'pasaba el trapo' a la de esos célebres pero poco agraciados autitos, el Spider -que había quedado con el motor encendido- pareció asentir a mis palabras con un par de sonidos de la bocina que salieron sin que nadie la tocara.. Benja me dijo 'Uy, te está llamando..' y nos reímos los dos, con ganas. Sin embargo la bocina se puso a sonar sola de vuelta, como si el pulsador hubiera quedado apretado y me fuí al toque a ver qué pasaba ahora.. no era el volante: algún cable estaba haciendo cortocircuito. En fin, desconecté la bocina, dejé a Benja sonriendo con algún miligramo de sorna.. y volví a casa de mi abuela donde tras un rato de revisión y mates cebados por mi tía Lidia, deduje que el cable afectado era justo el que pasaba por dentro de la palanca de luces (Altas/bajas/guiñada) y que se ponía en corto por momentos irregulares. Desarmar eso me iba a llevar un buen tiempo así que entré el Spider al garage, tomamos unos mates más y volví a mi casa.

 

No fue por propia voluntad y ganas que fuí volando a las siete de la mañana del día siguiente, domingo, rumbo a la casa de mi 'babuña'.. Fue por la segunda 'sorpresa': tras tocar todo el cablerío la tarde anterior, olvidé dejar desconectada la bocina y la muy turra empezó a sonar sola a las 6 de la mañana!!! Y lo más tragicómico fue que tanto mi abuela como mi tía no querían 'molestarme' por teléfono para que fuera a 'apagarla'.. pero tuvieron que hacerlo por las quejas de los vecinos que con justa razón protestaban por el ruido que duró poco más de una hora..

 

Sus mañas incesantes y su pintita encajaban justo para el nombre que se me ocurrió ponerle: Guachín. Un término que lo definía perfectamente y que yo tenía grabado en mi mente tras varios años de visitas a Mar del Plata.. Si quieren, les cuento por qué. Y antes que alguien pregunte por qué le puse nombre (En realidad, apodo..) como si fuera una persona, déjenme decirles que a esta altura y pese a los sobresaltos, yo no tenía en el garage un auto.. tenía un nuevo amigo con cuatro ruedas.. y "toda la onda".

 

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Ultima Actualización Jueves, 09 de Septiembre de 2004